He tenido varias experiencias muy fuertes durante las épocas de verano y ahora puedo añadir mi experiencia en el Ramana Ashram, que aunque menos fuerte, me confirmó muchas cosas. Nada de lo que voy a compartir es nuevo, no estoy descubriendo la rueda, pero es lo que va apareciendo en mi camino.
En una de mis experiencias con Ayahuasca me llevó a realmente entender eso que dicen que no somos este cuerpo, no somos esta mente, ambos son nuestro vehículo en este plano terrenal; pero la verdad es que somos esa energía que conforma lo que llamamos alma que es puro “bliss”, éxtasis, armonía, libertad, luz, belleza, paz, felicidad ¡En esa experiencia viví ese sentimiento por un instante! Pude sentir lo que era mi alma, cómo mi piel era su cárcel, como al no sentir mi cuerpo (cuando este se esfumó para dejarme sentir mi ser) todo era una dicha eterna. Me sentí llena de fuerza, de luz; era como una diosa, con compasión por el dolor de otros, con energía divina para compartir con el que la necesitara y con confianza ciega que yo de verdad y, sin duda alguna, ¡era pura luz! Por un instante (o quizás unas horas) pude comprobar que la luz y la oscuridad es una de lo mismo, conseguí mi voz sin imposiciones de la sociedad… En fin, fue un viaje profundo, muy profundo para describirlo en estas cortas líneas.
Cuando estuve en el ashram, pude vivir un poco el mismo proceso, -valga la gran diferencia de una mente más activa- ya que en el Ayahuasca la mente sucumbe y solo deja despierto a tu higher self para llevarte a las respuestas de tus más grandes inquietudes. Aquí, tienes que trabajar arduo para llegar allí o tener la suerte que la energía del Gurú (en este caso muerto) te ayude a llegar un poquito más rápido a esas puertas. El Ayahuasca es la medicina como el Gurú es el guía. Yo siento de verdad la presencia del Gurú en este caótico lugar. Por ejemplo, ayer entré en el comedor a intentar cenar allí porque es parte de la experiencia. Sin embargo, mi paladar y mi visión se negó con tal y profunda convicción que dije: “¡NO WAY!” Esta vez no podría yo comerme ese dal que parecía comida de perro, así que me fui.
Está bien que me despojen de toda comodidad (incluyendo zapatos, ducha, agua caliente y poceta) pero comida horrible, sentada viendo como los que ya habían comido dejaban cualquier cantidad de desechos en el suelo y quemándome las manos tratando de comer arroz y lentejas hirviendo sin cubiertos, ¡eso ya era too much pa’ un solo día! Así que muy irrespetuosamente (para ser honestos) me paré y me fui. Así, con solo una hora antes que cerraran el ashram, terminé en un restaurante pidiendo sopa de lentejas… y ¿qué fue lo que me sirvieron?… ¡Exactamente! ¡DAL! (Es un tipo de lentejas que se deshace y queda como una sopa amarilla, que es lo que generalmente sirven en los ashrams y lo que me habían servido allí). O sea, lentejas es lentejas y ¡dal es dal! Así que le dije con propiedad al Gurú muerto: “Ramana, no me jodas, no voy a comer lo que tú quieras”.
Como tenía arroz, pedí 2 huevos fritos medio cocidos; ¿qué me llegó? ¡Huevos tibios de lo crudo que estaban!, y ya tenía que volver al ashram! Así que a la fuerza terminé comiendo solo por llenar la barriga, no por el placer, realmente asqueada de lo que me metía en la boca, que tampoco era tan malo si pensamos en los cientos de personas afuera que estarían felices de siquiera comer la comida de perro del ashram para empezar. Así que mi querido Gurú Ramana se encargó de que entendiera toda la rabia y miseria que mi placer por la comida me había creado, para terminar con lo que al final (al menos a un nivel básico) importaba: no ir a la cama con hambre, como muchos otros lo hacían esa noche. En fin, el muerto me hablaba, y aquí va mi experiencia faltándome unas 3 meditaciones más antes de partir.
1ra meditación: fue exactamente como mi primer viaje de Ayahuasca (más suave porque mi mente en la meditación -a mi nivel- sigue muy activa), el bliss, la felicidad absoluta, mi corazón libre, mi mente abierta… alma pura, cuerpo fuera de la ecuación. No había dolor en lo absoluto, mi espalda no existía, era energía lo que me mantenía esbelta… Mis manos en mis piernas y mis piernas en mis manos era uno de lo mismo porque mi cuerpo literalmente se había desvanecido. Pero yo sabía que esa meditación era solo una trampa para mostrarme a donde puedo llegar si sigo con disciplina y convicción trabajando por este camino…. Salí de la sala de meditación con una felicidad tan grande y absoluta que me empujó a la cosa que siempre me ha parecido más cursi y “ridícula” del mundo, porque un corazón cerrado no puede tener estas conexiones tan extraordinarias con Pachamama: comencé abrazar árboles y caminar descalza hasta en aquellos lugares donde ya era permitido usar calzado, sintiendo la brisa de la noche en mi piel, sintiéndome parte del amor de ese árbol que me abrazaba de vuelta y hecha de la tierra que alimentaba mi ser. Todo este amor me arrulló hasta caer en el ensueño, tan llena de energía que el sueño profundo nunca llegó.
2da meditación: De vuelta al cuerpo, una meditación que me llevó a lo más rico y básico del cuerpo, donde generalmente conseguimos el bliss por medio segundo en este plano terrenal; el placer sexual. Pasé una hora que yo creía que en cualquier momento me iba a venir (correr, acabar) y pegar un grito de éxtasis espiritual como el de Santa Teresa en esa sala llena de serios meditadores, incluyendo ¡monjes! Todo comenzó solo como una corriente de energía que corría por todo mi cuerpo, luego hasta ¡visiones con el maestro llenaron mi imaginación! Debo admitir que fue delicioso, confuso y vergonzoso; generalmente las reacciones y relaciones que tenemos con el placer. Salí de allí diciendo: “Querido Ramada ¿qué carajo significa esto?” Como he tenido un tiempo ya más bien hacia lo frígida, donde el deseo sexual no es el motor de mi vida, lo primero que pensé fue: “ummm ¿quizá me estás ayudando a sentir esa fuerza de nuevo? (Eso sería la conclusión de los tántricos)” Luego conversando con una amiga pensamos “quizá más bien es que veas las tentaciones de los placeres a las que no debes sucumbir porque es la trampa del cuerpo. “ Me quedé con ese pensamiento, algo frustrada porque “joder aún no quiero ser monja!”.
3ra Meditación: Ésta cerró el triángulo. Ya no me mostró el bliss sino la cárcel del cuerpo, ya no me llevó a la trampa deliciosa de la piel a través de los placeres, sino esta vez le tocaba el protagonismo a la incomodidad y el dolor en el que Ileanna vive constantemente. Mi cuerpo hace un tiempo vive en un dolor crónico que no sé que es, pero durante mis viajes mágicamente desaparece. Sin embargo, en esta meditación me dolía hasta el pelo; la espalda, la misma que no existía en las dos últimas sesiones, era una rama endeble y rota, me picaron todos los mosquitos de la sala, no me podía concentrar, cien monos y doscientos elefantes caminaban a mi alrededor, cantaban al lado, me robaban del silencio que buscaba, me daba frío y luego calor… ¡no me “jallaba” pues! En fin fue ¡Horrible!, sentía cada sensación desagradable que el cuerpo me podía regalar, incluyendo rabia de perder mi tiempo en una meditación de ¡mierda!. Pero salí de nuevo con la bendita enseñanza del Ayahuasca… Tenemos que trascender el cuerpo para poder llegar al bliss. WHATEVER! ¡Eso ya lo sé! ¡Suena genial ¡De puta madre! ¡Gracias por la confirmación Ramana! Sorry dear Guru… ¡no descubriste la rueda tu tampoco! ¡Carajo! que vivo en este cuerpo, en este mundo, en esta vida. No estoy lista ni quiero dejar todo para irme a una cueva, quiero vivir en este mundo con paz, alegría y sobre todo paciencia.
Todos los sages y maestros te mandan básicamente a la renuncia: familia, amigos, deseos, placeres, belleza, comida, comodidades, dinero, ambición, goles, planes, techo, seguridad. En fin, todo lo exterior para llegar a la verdadera riqueza interior. Si, si ya lo sé, sé que existe, he podido probar varias veces su rico néctar, pero yo ¡NO QUIERO! abandonar a este cuerpo llamado Ileanna aún, ni este planeta llamado tierra… entonces, ¿será que puede aparecer un maestro o maestra que te lleve a un estado de bliss mientras creas una familia, amas, sientes, haces sueños realidad, comes rico, viajas, haces amigos, conoces culturas, te ríes a carcajadas, etc? Aquí la gente me asusta con unas caras que parecen muertas, como robadas de la alegría y hasta el color. Yo quiero reírme hasta con el hígado como dice Ketut… ¿será por eso que amo tanto Bali!? ¿Qué tal para los que solo queremos un balance entre el cielo y el infierno, entrenar a este vehículo llamado cuerpo y mente a ser tu aliado en esta vida que te tocó?
Mi única pregunta para algún sabio que sepa mucho más que lo que mi pequeña mente ha llegado a comprender es: ¿Cuál es mi real misión en esta vida y el mejor camino para llegar a ella? y ¿Cuál es la manera de mantener el balance mientras vives en este cuerpo, este plano, este esta vida? No quiero oír mas si soy o no soy mi cuerpo, que de nada me sirve para una vida que debo experimentar con este mal humor que a veces aparece de la nada, ni con un aparato digestivo que a veces es más débil de lo que me gustaría, o una espalda que cada día me crea más dolor; y así y todo, no quiero renunciar a Ileanna y su ego, yo lo que quiero es que su ego sea sano para que Ileanna pueda vivir una ¡linda, larga y meaningful life!