Ileanna Simancas medita

La gente me pregunta con frecuencia qué es el yoga. ¿Es arte, ciencia, religión, deporte, filosofía? Mi respuesta es que el yoga, como me enseñó el maestro B.K.S Iyensar, no es ninguna de esas cosas en particular y al mismo tiempo es una combinación de todas: es el camino que lleva al ser humano del plano corporal hacia la realización del sí-mismo. Simple y sencillo, ¿no?

Meditación Vipassana y meditación Samatha

Vipassana se puede traducir como «entendimiento», un conocimiento consciente de lo que está pasando, en el momento en que sucede. Samatha puede traducirse como «concentración» o «tranquilidad». Es un estado en el cual se lleva la mente a un lugar de descanso, enfocándose únicamente en un elemento y no permitir que divague. Cuando esto se logra, un estado de calma se expande en el cuerpo y la mente, un estado de tranquilidad que sólo se puede entender cuando se ha experimentado.

La mayoría de los sistemas de meditación hacen énfasis en el componente Samatha. La persona que medita enfoca su mente hacia algún o algunos elementos como una oración, una caja, un canto, la llama de una vela, una imagen religiosa o algo similar, y excluye de su mente y de su estado consciente otros pensamientos y percepciones. El resultado es un estado de éxtasis que perdura hasta termina la sesión. Es hermoso, encantador, con mucho significado y seductor, pero solamente temporal. La meditación Vipassana aborda el otro componente, el entendimiento.

En la meditación Vipassana, quien medita utiliza su concentración como herramienta con la cual su estado de alerta puede romper la pared de ilusión que lo separa de la luz viviente de la realidad. Es un proceso gradual de conciencia en el funcionamiento interior de la realidad misma. Lleva años, pero un día, el meditador rompe esa pared y se enfrenta a la presencia de la luz. La transformación se completa. Se llama liberación y es permanente. La liberación es la meta de todos los sistemas budistas de práctica, pero las vías para conseguir ese fin son bastante diversas.

Cómo iniciarse en la meditación

Resulta fácil olvidar que la tranquilidad es esencial para poder funcionar correctamente, para no perder los estribos y para llevar una vida consciente y en agradecimiento. Una forma de poder alcanzar este estado de calma (que no es callar la mente, sino aprender a vivir de manera serena hasta en el ruido) es a través de la meditación y aquí te dejo unos tips para poder iniciarte en ella:

  1. Construye el hábito

Debes escoger un momento del día en que sepas en el que nada ni nadie te va a interrumpir y que pueda ser de preferencia todos los días para que te sea más fácil ser constante. Procura elegir ropa cómoda y, si es posible, un espacio físico que también te resulte cómodo tanto física como ambientalmente (los olores y sonidos te pueden ayudar o distraer).

  1. Elige el mejor momento para ti

Eso lo vas a decidir tú. Sin embargo, si eres nueva en la meditación, se recomienda que sea en un momento del día en que te encuentres activa, ya que si lo dejas para la noche, después de un día de trabajo, te puedes quedar dormida.   

  1. Ponte cómoda

Seguramente la posición icónica que te viene a la mente cuando se trata de meditación es la de flor de loto y esto es porque es así como se mantienen alineados los chacras. Si estás empezando, la posición más recomendable es sentarse en el suelo con la espalda recta (puede ser apoyada de la pared, pero no recostada) y las piernas estiradas, en caso de que te genere molestias cruzarlas. Si eso aún es muy difícil para ti prueba sentarte en una silla con la espalda recta y los pies en el piso. Si te acuestas te puedes dormir y esto se trata de estar cómoda pero presente.

  1. No te desesperes

Muchas veces se confunde la meditación con la relajación y, aunque sí se necesita estar relajada para meditar, es un proceso más profundo y complejo. Se requiere de práctica, paciencia y no forzarse, ya que como dicen por ahí: a fuerza, ¡ni los zapatos entran! Empieza por concentrarte en una vela, un vaso con agua o cerrando los ojos. Calmar la mente y alejar los pensamientos será lo más difícil, no te rindas, pero tampoco lo fuerces.

  1. Conoce tus necesidades

Es importante saber lo que te gusta y para eso puedes probar diferentes cosas. Tal vez te sea más fácil con música o, por el contrario, necesites de silencio absoluto. Quizás requieras estar quieta, completamente inmóvil, o a lo mejor te resulte más fácil hacer una meditación en movimiento. Tu cuerpo y tu mente te dirán lo que necesitas, pero te resultará mejor cuando hayas probado diferentes técnicas y sepas identificar lo que hace que te relajes más fácilmente.

¡Respira!

¡Es la clave de todo! Concentrarse en la respiración: inhalar, sostener, exhalar y liberar. Parece fácil, ¿no? Con intención, sin forzarlo, déjate fluir y permítete limpiar tu mente de preocupaciones. Comienza con 5 minutos y ve aumentando el tiempo.

Pero OJO, si bien la meditación puede ser una práctica extraordinaria no es sencilla ni se logra todas las veces, de hecho, requiere de mucha dedicación y repetición. No esperes que de un día para el otro lo consigas porque puedes frustrarte. Al final lo importante es aprender a controlar tu mente para que esta no te controle a ti.

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