Esta es la continuación de mi experiencia en el segundo Vipassana de mi vida, si quieres entenderlo todo puedes comenzar desde el día 1, y si ya lo hiciste, aquí sigue la historia.
Durante mis cuatro años de ser “la teacher” en España; siempre me impresionaba que los niños no sabían lo qué era estar sin hacer nada; simplemente estar tranquilos en sus pupitres mientras otros compañeros terminaban sus tareas. Me decían: “pero teacher, ¿qué hago ahora?” y yo les decía “nada, solo descansa” Les era tan foránea esa idea de ¡hacer nada y descansar! Ahora piensa, ¿cómo llegaron a eso? ¿quién los ha convertido en pequeños monstruos del hacer?
Aquí ya con 6 días de encierro estoy que me trepo por las paredes. Nuestras tres escasas horas libres del día, las uso para escribir estos posts, bañarme, lavar y ver al techo. Al principio venía tan cansada de viaje que dormía en cada rato que teníamos libre, pero ya no estoy cansada, así que ya no lo hago. ¡Ayer lavé mi ropa a mano, más por matar el tiempo que por necesidad! Si tuviera este tiempo con un libro en las manos al menos, estaría en el cielo. Nos hemos vuelto seres de hacer, en una constante rueda de hámster donde no sabemos ni descansar, ¡necesitamos ruido constante! Empecemos a reeducarnos y ayudar a nuestros hijos a saber que el “hacer nada” también tiene un puesto valioso en nuestras vidas.
¡Hoy ando como animal enjaulado, hasta cuando tengo los ojos cerrados!
Somos unos animales reactivos. Si algo huele rico, nos da hambre. Algo huele feo, ponemos mala cara. Alguien dice algo desagradable, lo insultamos o nos defendemos. Les pongo un ejemplo que a mí me pasa a menudo: Lo primero que hago al abrir los ojos es ver mi teléfono – ¡mal hábito que pienso erradicar! -, y claro, ¡directo al WhatsApp!. Allí veo un mensaje y lo leo medio dormida, y ¡zas! dice algo que no me gusta… ni siquiera lo he terminado de leer, mucho menos releerlo, cuando ya yo respondí feísimo, y claro, se arma un rollo. ¡Al rato decido leerlo de nuevo, después de tomar café y comenzar el día con un follón que creé yo y todos mis condicionamientos!
Y ¡ay Dios!… ahora que lo vuelvo a leer la cosa no era para tanto… pero qué carrizo, ya no me queda otra que seguir el drama, ¿no? O que tal mejor decir: “Perdón, ¿sabes qué? Me adelanté a responder y la verdad ahora que lo leo de nuevo, veo exageré”, esa sería una genial manera de evitarnos horas de peleas: menos orgullo y más responsabilidad.
Por otro lado, qué tal si antes de responder cualquier cosa que te cause molestia, respiras, cuentas hasta 100, la dejas reposar a ver cómo te sientes en una hora o en un día, quizá lo consultas con alguien que sabes es objetivo, le preguntas al péndulo, a tu terapista, a tu perro que para contestar “si” mueva la cola; lo que sea que te ayude a ¡no responder en seguida!… ¡Ayy, la de veces que he pasado por eso y no aprendo! Pero esa es mi meta para este año que apneas comienza, ser menos reactiva.
No podemos ir por la vida saltando cual culebra, mordiendo primero y preguntando después; porque una vez que el veneno está adentro… ¡no hay manera de devolverlo! Y esta es la otra cura al sufrimiento. De esto va el Vipassana, darnos una herramienta llamada: “meditación de observación” donde simplemente nos sentamos a observar lo que pasa dentro del parámetro de nuestro cuerpo y ver cómo todo llega, y también como todo pasa, y hoy en meditación lo comprobé.
Después de tantos días sentada por tantas horas, hoy lo que me dolía el pompis no tenía nombre. Así sería que con lo que me desespera como canta Goenka, yo solo podía pensar: “anda hombre, canta de una buena vez que mi culo no aguanta mas”. Lo minutos eran eternos, hasta que decidí probar la técnica, peor esta vez de verdad. Me dediqué a observar el dolor, a no odiarlo, a no putearlo, y sólo observarlo: ¿dónde estaba localizado? ¿cómo era, por qué era? No habían pasado 10 min, les juro cuando la molestia había desaparecido, así como vino, al darle espacio a ser, se fue.
El dolor tiene dos partes: la física y la mental, ya se imaginarán cuál lo hace peor, ¿no? Por ejemplo: “me dejo Pepit@”, esto nos crea un dolor físico, pero es la maraña mental lo que lo hace realmente trágico y duradero; y si a eso le agregas venganza, ¡bingo! bella combinación para años de sufrimiento. Tribu ¿adivinen que? ¡El libre albedrío es cierto, existe, tenemos la libertad de asumir las cosas de muchas maneras ¡unas nos harán miserables, y otras felices! Nuestra elección lo es todo, por eso es por lo que hay que vivir con conciencia, amar con conciencia, crecer con conciencia y hasta ¡sufrir con conciencia!
En los días que me quedan, si sufro, al menos seré consciente que la del drama, ¡soy yo!
8:00 AM
¡Qué mal llevo yo los cambios repentinos! ¡Qué mal llevo romper mi palabra a mi misma! Y hoy fue un ¡dos en uno!
Estoy entrando al cuarto, después del desayuno, para escribir y enviar lo que iba a compartirles del pensamiento de la mañana (que incluye que hoy la comida estuvo muy rica finalmente), y veo que hay un mensaje en el WhatsApp. Solo mi socia tiene este numero y ella no me escribiría; y entonces recordé que la única otra persona que lo tiene es la amiga que me inspiró a meterme en esta batalla colosal con mis demonios por segunda vez. Así que era ella, y me había dejado un mensaje que decía urgente. Lo abrí algo preocupada porque era muy raro que me escribiera porque ella también está en un Vipassana en Malasia y acaba al mismo tiempo que yo, y ella si no es de romper las reglas.
El mensaje era para decirme que ella no pudo seguir más y que estaba camino a India para juntarse conmigo. Ella pensaba que yo me iría al quinto día, así que imagino que creyó que ya estaría afuera y le respondería. Claro, genial, ¡lo que necesitaba!, como si yo estuviera pasándola bomba, y no tuviera suficientes ganas ya de irme, ¡para que la que me mete en el rollo se vaya de la cárcel y me quede yo aquí con mis locos monos mentales!
Llevo mal los cambios repentinos; me reintegro rápido, pero los llevo mal. Su llegada anticipada a India significa: cambiar reservas de hotel, para lo cual debo meterme en mis e-mails, lo que me tenía prohibido y no había hecho en ¡7 días! De pronto entro en Gmail y con la misma quiero cerrarlo: ¡mil mensajes!, la mayoría basura, pero siempre tienes ESE que te jode, y allí estaba, el que me prometía descontrolar la mañana, uno del banco con información de ¡fraude! ¡Man! si digo que es fraude, me bloquean la tarjeta y me quedo sin tarjeta en India, si digo que no, alguien va a sacar dinero de mi cuenta y yo no puedo hacer nada. ¡Segundo drama!
No encuentro la reserva del bendito hotel, finalmente la consigo, pero el e-mail no se baja porque es pesado y mi Internet casi nulo. Consigo hacer un forward, y salgo huyendo de la jungla de información. Rápidamente decido que el tema del hotel lo tendrá que resolver ella, y el tema del banco, le pido auxilio a mi Mamá y ya ella verá que hacer, y hago lo inimaginable; ¡suelto! Dos menos en la lista, pero mi rabia por haber tenido que traer mas estrés del que necesito al romper mi propia promesa de mi con mi, me tiene mal. Luego me daré cuenta de que fue un buen entrenamiento.
Pero… ¿qué significa todo esto? ¿Por qué ella que iba hacerlo todo, así le costará la vida, se va, y yo que me había prometido solo estar cinco días de los diez, me quedo? Ella es súper estricta y exigente consigo misma; yo, no de esa manera. Ella sigue las reglas al pie de la letra, yo invento las que me funcionan a mi para conseguir los resultados que busco.
Por ejemplo, si yo no estuviera compartiendo esto con ustedes, aunque sea fuera de las reglas, creo que ya me hubiese ido. Pero siempre busco la manera que me funcione a mí más allá de las reglas prestablecidas, porque ¿de qué me sirve hacer algo si no voy a disfrutar el proceso, ni mucho menos entregar resultados? Ella está algo frustrada por haberse ido, yo en su lugar estaría tan contenta, me hubiese dicho: ¿sabes que? no puedo más, lo intenté, pero hoy llego hasta aquí; la próxima llegaré más lejos. Creo que eso es algo que he aprendido en mi yoga mat: está bien el empujarse un poco más, pero no tanto que te rompas.
Finalmente llegué a la conclusión que la enseñanza para cada una es diferente; ella necesitaba por una vez renunciar sin el “éxito” esperado; sentirse bien con lo que sí logró, que fue mucho, y no quedarse pegada en lo que no se pudo. Y yo por mi parte, necesitaba no renunciar, no sucumbir ante la incomodidad de no ser mi propio jefe.
Con la agitación de mis únicos 20 min de conexión con el mundo, en los últimos siete días, me senté a intentar meditar. Me dediqué a observar cómo todo mi cuerpo había cambiado con el estrés, cómo latía mi corazón de rápido, cómo se me cerraba la tráquea; fue interesante contemplar como mi cuerpo respondía a los problemas, después de pasar una semana de détox de agentes externos. En un día normal, hubiese estado solucionando los problemas, y estos cambios físicos ni los hubiese registrado, pero aquí lo único que puedo hacer es observar, y eso hice.
Como no tenia a mi amiga al frente no podía reaccionar contra ella, que es lo primero que hubiese hecho; algo así como: “te voy a matar desgraciada”. Pero esta vez por la distancia y la incomunicación, pude observar todo lo que me pasaba internamente, analizar porque pasaba todo esto, digerir las cosas y sacar conclusiones con mente clara, antes de poder hablar… ¡que diferencia! Porque, aún cuando pasemos por situaciones similares, no significa que la enseñanza y la razón sea la misma. Debemos conocer nuestra naturaleza para comenzar a identificar las enseñanzas. Todas las naturalezas son buenas, la del líder, la del colaborador, la del creador, la del realizador, la del seguidor, todas, solo debemos identificar cuál es la nuestra para poder desarrollar nuestra vida personal y profesional con más fluidez y más alineado a quien somos.
8:00 PM
¿Eres muy devoto? ¿Súper devoto? ¿El mas devoto? Sí, claro yo me paro todas las mañanas, rezo, le pido a Dios por mi familia, ¡hago mis rituales etc…. ¡Ahhh! Bien, ¿y cuando alguien te hace algo en contra de lo que esta bien para ti, ¿cómo reaccionas? Bueno, depende, pero seguramente me enojo. ¿Y si tu pareja te deja? Pues, seguramente sufro o hago que sufra, o ambas. ¿Y si te chocan el carro? Bueno, seguramente me molesto por su imprudencia. ¡Ahhh! Y, ¿cómo crees que reaccionaría a cualquiera de estas situaciones Jesús, o Buda, o Moisés, o Krishna, o quien sea que tu Dios sea? Ummm, seguramente con compasión hacia el otro, con ecuanimidad, con amor…. ¡Aha! Entonces, ¿eres devoto o eres un simple parásito que pide y pide, en lugar de aprender a ser eso que es, a quien tanto le rezas?
La fe mueve montañas, si tú crees que puede moverlas, pero nadie las moverá por ti. Tu camino aparece en frente a ti cuando tu comienzas a caminarlo, no cuando lees como otros lo han hecho, y los elogias por ser tan arrechos. Jesús no necesita que nosotros confirmemos quien es y le prendamos velas, y lo carguemos en el cuello, él necesita que nos pongamos a caminar el camino que nos contó, que él mismo hizo para su liberación, porque ¡él también tuvo que ir a encontrase en meditación! Buda nos ha regalado un sistema práctico para llegar a ser Buda, porque, según él mismo, todos podemos serlo. Si quieres ser devoto de alguien, entonces intenta copiar sus cualidades, especialmente cuando te da la receta. ¿Es fácil? Hell fucking no!!! ¿Es imposible? No, si tienes fe en ti, en la técnica, y lo quieres mas que nada. ¿Yo me voy a liberar en esta vida? Lo dudo, pero si trabajaré día a día para por lo menos tener un foco mas encendido. ¡La fe y la devoción ciega no sirve para nada mas que guerras! ¡Y si, esto también lo aprenderás aquí!
Por cierto, quiero aclarar que hay centros en todas partes del mundo, yo me vengo a India porque soy loca o masoquista. Lo que pasa es que para mi estar aquí lo hace aun mas especial ¡pero esa soy yo! Todos los centros en el mundo trabajan por donación, así que el dinero no es excusa. Vipassana.org
6:50 AM
– ¿Y qué de la fe? ¿Tienes fe en tú Dios?
– ¡Sí, claro!
– ¿Y cómo es esa fe?
– Bueno, yo se que Él está ahí para mi, murió para salvarme de mis pecados (así yo no tengo que hacer el trabajo). Si lo necesito puedo acudir a Él.
– ¿Sí? ¡Ah! Y ¿cómo acudes a Él?
– Bueno, por ejemplo: si necesito de su ayuda le hago una promesa.
– ¡Ah! Y eso ¿cómo va?
– Bueno, le digo: “Dios, si me ayudas en mi examen, curas a mi mamá, etc., yo te prometo que dejo de beber, que te llevo cinco velas y te hago tres misas. Que no vuelvo a robarle los dulces de la vecina…”
– ¡Ahh ya!, o sea, ¿es algo así como tenerle fe a tu perro cuando lo entrenas?
– ¿Que dices? ¡Por Dios!
– Bueno, cuando yo entreno a mi perro le digo que se siente, y si lo hace le doy una galleta, sino no… ¿es algo así no?… Tengo fe en ti si me concedes algo, de resto no. Hago algo bueno por intercambio de algo que quiero, sino no.
¡Es así nuestra fe! Si me das, si me haces, si me ayudas, entonces creeré que existes y por consiguiente te daré un montón de cosas que claramente: ¡Dios no necesita! O ¿de verdad crees que Él necesita misas, velas, flores, vaticanos, o que tus dejes de beber? ¡el que necesita dejar de beber o ser un jackass eres tú! Y si le vas a dar algo porque disque tienes fe, ¿porqué no se lo das antes de que te conceda lo que quieres? Con toda esa fe, creería yo que sabes que te lo va a conceder, y de no hacerlo sabrás que es por tu bien, ¿no?
Dios es la naturaleza y sus leyes son el universo, la bondad, la alegría, la paciencia, la compasión, la paz. Un hijo de Dios o un devoto de Él, es aquél que cultiva estas cualidades, por las que deberíamos tener devoción. Un acto divino es cuando llego a mi cuarto, y mi pobre compañera, que está más enferma que yo -con fiebre, la regla, dolor de cuerpo, y pasando tanta hambre que todos los días entra a sus suministros de galletas-, ha dejado en mi cama una bufanda, un suéter y un vic vaporub, porque se ha dado cuenta que no tengo mucha ropa para este frío que me cogió desprevenida y resfriada. Ese pequeño gesto me regaló ¡tanta esperanza por el ser humano! Y que NADIE se haya ido del curso, ¡aún más!
Hay mucha gente que está buscando la Luz. No importa cómo la encuentres mientras sea por tus propios méritos, trabajo y experiencia. Que estudies la iluminación de otro ¡no cuenta! Recuerda, ¡sólo podrás ver el Coliseo si tú te montas en el avión a Roma! ¡Sólo tú te puedes sacar del lodo y su oscuridad! Y así comienza mi día 9.
4:00 PM
Después de dos días del mensaje que se iba, hoy, en mi penúltima noche, mi amiga me dejo otro mensaje para explicar porque se fue: “Después de 7 meses dando vueltas en India y Bali no entendía cuál era el punto de otro curso que me decía cosas que ya había aprendido en esos meses; pero con una estructura que realmente no me ayudaba en nada con mi historial de salud” me dice, y continuó con: “la mayor de las realizaciones aquí fue, que no debo seguir poniéndome en situaciones extremas porque eso me hace caer de nuevo”.
Mi respuesta fue corta y simple: “¿Te parece poco?” Sin pasar esa última prueba, de no revivir su vida pasada, ahora en el camino de la espiritualidad (siempre dando más de lo que podía, trabajando como un burro, y sin cuidar lo que debía cuidar) no estaría del todo lista para soltar y comenzar algo diferente.
Y para cerrar solo agregué:
“Tú necesitabas estar en una situación extrema y me habías jurado que llegarías hasta el final porque no dejas nada a medias; me criticaste cuando te dije solo me comprometería hacer cinco días, casi me matas cuando te dije que metería el teléfono, y al final, ser tú la que se fue y la que me hizo romper mi promesa de no ver para nada el WhatsApp para resolverle lo del hotel, es irónico. Creo que pasó para que realmente entendieras que debes soltar el apego a la perfección, al «éxito» ciego, a llegar a la meta sólo por llegar, y a ser la niña que acata todas las reglas no importa que eso le cueste su verdad, su salud, o su vida. Necesitabas hacerlo y también necesitabas irte, e incluso ¡sentirte culpable después por mi! ¡Ese fue tu Vipassana!”
El Vipassana no nos enseña nada completamente nuevo, el que tenga algo de camino espiritual recorrido, por cualquiera de las muchas vertientes, conseguirá lo que aquí se aprende conocido y familiar. Lo que lo hace diferente es la intensidad de su practica.
Uno olvida pronto, y necesita estar en constante estudio para mantenerse en forma. Así como detesto como canta Goenka, amo oírlo hablar, porque valida tanto mis pensamientos y me reafirma que tanto he entendido la lección durante estos años.
Mi primer Vipassana fue difícil, pero tuve muchos momentos de éxtasis, full flow, porque yo necesitaba soltar mis deseos, entonces eso era lo que me daban, deseo tras deseo. Ahora necesito soltar mis desagrados, porque me he llenado de mucha ira y por eso este Vipassana ha estado lleno de rabia y meditaciones terribles y obscuras.
El Vipassana no es un viaje intelectual y filosófico, no se supone que deba ser mentalmente entretenido; es un viaje experimental, y sí, de extremos. El Vipassana de mi amiga fue todo un éxito porque consiguió hacer exactamente lo que para ella era más difícil “rendirse”.
El mío lo fue, porque hice lo que para mí era más difícil, “seguir”. Yo siempre he puesto el amor y el disfrute sobre cualquier cosa, llámese carrera, dinero, casa, bienes; nada importa si siento que mi corazón está sintiendo. Yo necesitaba enfrentarme conmigo misma, necesitaba quedarme, aunque me aburriera, aunque me diera ira, fuese lo que fuese necesitaba quedarme; porque mi trabajo es aprender que para lograr lo que sea uno tiene que ponerle foco a eso, tener consistencia, y no salir corriendo.
Tuve que buscar miles de trucos para lograrlo, pero lo conseguí. Así que ambas logramos ser exitosas en conseguir de este trabajo lo que se esperaba, y encontramos la respuesta que nos ayudará en nuestro continuo despertar.