



¿Estás buscando un viaje de placer, un viaje perfecto, donde todo salga como foto de Instagram, un viaje 5 estrellas con todos los lujos, un viaje donde se te olvide la vida real y que eres de ¡carne y hueso!? ¡FANTÁSTICO! Estoy segura de que conseguirás ese viaje de tus sueños… Pero ¡no será conmigo!
En su lugar te cuento esto:
Hoy hace tres años comencé una ruta (en mi Fiat) que hoy llamo Lilith’s Travel. Una desgracia que terminó siendo una bendición y que me ha llevado a redefinir mi vida, mi misión y mi camino; un derrumbe que me llevó a Dios.
A veces esta existencia humana ―donde la perfección es tan inalcanzable como los unicornios, y donde estamos tan propensos a buscarla dentro y fuera de nosotros― parece caerte como miles de ladrillos encima cuando no la consigues. Abruma cuando te das cuenta de que no siempre tendrás éxito, que no llegarás a todos, que no todos te recordarán con amor y que, en su lugar, algunos lo harán hasta con desdén, fastidio o rencor.
A veces esta piel abruma y quieres salir corriendo de ella, quieres doparla, entumecerla, dormirla, para no sentir la pena que la endurece. Hasta que un día nos damos cuenta de que es navegando por las diferentes corrientes caprichosas del río de las emociones como se llega al infinito mar de la conciencia.
No huyas, no pares el dolor, ni siquiera busques una solución. Siéntate con él, indaga dónde se siente en tu cuerpo, cómo se siente, ponle un color, un sabor, dale un nombre, duerme con el enemigo hasta que se haga amigo. Sácalo de la mente y llévalo al cuerpo…
La mente crea historias, el cuerpo no, procésalo en tu meditación y en tu mat. Dale espacio a la pena en tu vida, está bien sentirla para procesarla. Siempre buscamos correr de lo difícil, de lo incómodo, cuando generalmente es allí donde está la clave de todo, cuando logras alejarte ya sin dolor. No cerramos círculos por no confrontar, no decimos lo que sentimos, no dejamos que otros lo hagan, pensando que metiendo las cosas debajo de la alfombra simplemente pasarán, sin saber que solo creamos montañas de trabajo inconcluso.
A mis viajes vienes a trabajar todo eso
Durante ellos el proceso a veces es difícil e incómodo, a veces querrás salir corriendo, a veces soy yo la que quiero huir de ellos y dejarlas a todas en el bus en alguna carretera y decir: ¡caminen solas como me ha tocado a mí! (aunque nunca lo haga). No son viajes de vacaciones, no son viajes de monumentos y restaurantes ricos (aunque vayamos a algunos), son viajes de BÚSQUEDA. No son viajes de grupito organizado para pasárnosla bomba y tomarnos fotos (aunque la pasemos y las tomemos). No son viajes para amar a Ileanna porque a veces no lo harás. No son ni siquiera para estar salvaguardadas en paredes de resorts y sentarnos por horas a escuchar información valiosa. Son viajes para aprender de la experiencia, para aprender siendo y haciendo, no viendo y escuchando.
Cuando me encierro en el ashram a aprender, cada quien va a lo suyo no a hacer amigos (aunque los hagas), cada quien va a trabajar en su basura para ―como dice Vishva Ji (mi maestro)― “darle el mejor regalo y ayuda que podemos darle a la humanidad: trabajar para ser “normales”. Entonces en mi viaje eso es lo que hacemos, nos ensuciamos, nos pasan cosas imperfectas a las que les damos la bienvenida para que la vida nos mueva, nos rompa, nos despierte los demonios, nos hagan reaccionar y nos pongan de nuevo en una pieza.
Yo no sé vivir la vida dentro de la comodidad eterna, ni tengo las respuestas perfectas, así que no puedo compartir algo en lo que no creo ni de lo que no sé. Y mucho menos porque desde allí sé por experiencia propia que no crece nada más que el miedo y la pereza a ensuciarse y vivir con el corazón abierto esta existencia humana.
Desde la zona de confort solo crece el dedo acusador y la gran cárcel del victimismo, solo se nutre nuestro sentido de culpa por toda nuestra propia imperfección, y el corazón se encoge por la incapacidad de soltar, aceptar y perdonar nuestra humanidad y la de los demás. Cuando viajas conmigo asegúrate de entender que no viajas con una agencia de viajes, ni una guía turística, viajas con una Facilitadora de Despertares.
Cada quien tiene un guía, un maestro, un amigo que lo ayuda a cruzar al otro lado del río. Quizá uno te pasa en barco, otro en canoa y otro te lleva nadando… ¿De qué manera crees que conocerás más de ti y de lo que estás hecho? ¿Cómo crees que esta amiga te ayudaría a cruzar?
Espera de mí lo correcto
Por último, les cuento brevemente la anécdota que me inspiró a escribir esto para que esperes de mí exactamente lo correcto. En este último viaje a India (agárrate de la silla) ¡NO pudimos entrar al Taj Mahal! Said What??? Así fue. Por error de producción (el cual se lo puedo poner al encargado de esas cosas turísticas, mi transportista en India, pero como soy yo la “jefa” me lo otorgo a mí), se programó la visita un viernes, el único día de la semana que está cerrado para acoger a los musulmanes que vienen a rezar en su día religioso (anota el dato). Ya se imaginarán el desastre y el descontento.
Por un lado, fue sin duda terrible para todas y para mí, porque claro está que es un error que me gustaría no hubiese pasado jamás. Por el otro, sé que este “error” venía cargado de lecciones para todas las que fuimos tocadas por él y nos permitimos escuchar el mensaje. Ver las cosas desde otra perspectiva, aceptar nuestra humanidad, entender que por más que uno planee la vida pasa, que todos nos equivocamos y debemos ser más empáticos, que cada quien tiene sueños diferentes y todos respetables, y saber que quizá por mucho que queramos a veces no estamos listas para algunas cosas.
También después de 7 veces de haber visitado el monumento me obligo a verlo desde otro lugar, el jardín, el cual jamás hubiese visitado, resultó que para mí ha sido la manera más mágica de apreciar este emblemático edificio: en tranquilidad, sin gente, con el silencio para contemplarlo como se merece, así como cuando uno ve los problemas desde afuera (muy recomendable si vas a ir). Por otro lado, me dejó muy claro lo que de verdad deseo compartir y proveer a todas las que se atrevan a ser Lilith’s por 15 días, y sin duda nada tiene que ver con este monumento que de ahora en adelante verán sin mí para yo poderle ser fiel a mi corazón y misión, y ustedes al suyo.
Mi lugar preferido es el Abrazo de Madre India
Para cerrar les dejo un bello post sobre India que escribió otra buscadora bloguera que me encanta y les recomiendo, porque expresa perfectamente todo lo que yo siento:
@dala.mandala
Si me preguntas cuál es mi lugar favorito de India, no te voy a decir el Taj Mahal, ni tampoco templos, ni las grandes ciudades, quizá tampoco me refiera a un territorio, ni a un lugar específico.Tal vez te diga que mi lugar favorito son los ojos rodeados de kajal negra que me recuerdan las vidas que aquí viví, pero tampoco.
Mi lugar preferido es el momento de quiebre, la catarsis, el lugar es cuando mi corazón sensible y vulnerable cae rendido a la energía magistral que tiene este país.
Mi lugar preferido es el Abrazo de Madre India.
Aquí te espero para viajar, despeinarte, ensuciarte, romperte y componerte como siempre lo soñaste. Para más información sobre la agenda 2020 haz clic aquí.
Cariños,
Ileanna