La gente me pregunta con frecuencia qué es el yoga. ¿Es arte, ciencia, religión, deporte, filosofía? Mi respuesta es que el yoga, como me enseñó el maestro B.K.S Iyensar, no es ninguna de esas cosas en particular y al mismo tiempo es una combinación de todas: es el camino que lleva al ser humano del plano corporal hacia la realización del sí-mismo. Simple y sencillo, ¿no?
¿Qué es el yoga?
– El yoga, como conocimiento subjetivo, es arte: expresa el ser interior del practicante refinando su cuerpo, consciencia y sí-mismo.
– Como ciencia, el yoga nos ayuda a conocernos a nosotros mismos a través de pruebas, experimentos, experiencias y observaciones: nos hace conocer lo que somos y cuáles son nuestros límites.
– Como religión, el yoga cuenta con códigos morales universales: no violencia de acción, palabra y pensamiento (ahimsa), veracidad (satya), no apropiación indebida (asteya), celibato (brahmacarya) y no poseer más allá de lo necesario (aparigraha).
– Como filosofía, el yoga trata sobre las nociones de una vida honrada. La filosofía Vedanta, el libro más importante de la filosofía del yoga junto a los Sutras, muestra los medios para alcanzar el estado más elevado de la propia condición de vida: comprender que nunca nos encontraremos con la divinidad porque nosotros ya lo somos.
…Por lo tanto, el yoga es la unión de mente, alma y cuerpo, y para lograr eso hay mucho trabajo que hacer. ¿Cómo empezar y por dónde? Ya te cuento.
El yoga no es sólo para los yoguis… ¡es para todo aquel que quiera conocerse mejor! Si estás pensando en adentrarte en este camino, pero por una u otra cosa aún no te atreves, no le sigas dando vueltas al asunto. Aquí mis consejos más simples y honestos para que des tus primeros pasos de yoga:
Hay varios tipos de yoga y para todo tipo de gustos: Hatha, Vinyasa, Bikram, Ashtanga, Nidra, Kundalini y más recientemente podrás encontrar hasta ¡Beer yoga y Wine yoga! Es importante saber cuál es el estilo de la clase que estás por tomar para saber qué tanto esfuerzo requiere, si es a temperatura ambiente o en un ambiente caliente, si es meditación, posturas o ambas, etc. Te sugiero que te informes por si tienes alguna condición (como hipertensión, embarazo o lesiones) y es muy recomendable que le hagas saber al instructor que es tu primera clase y si presentas alguna lesión o condición pre existente.
¡Ropa cómoda! No necesitas los yoga pants más caros de Amazon ni hacer un shopping run a Target o Walmart. Unos leggins cómodos, un yoga pant (si lo tienes), o un pantalón deportivo que te acomode (se sugiere que sea ropa ajustada porque permite que el profesor observe si estás bien alineada y estás haciendo bien la postura y de esa manera corregir o modificar, si es necesario). Si no tienes tapete, muchos estudios de yoga tienen adicionales, procura preguntarlo con anterioridad… ¡No olvides llevar agua! Mantenerse hidratada es importante, sobre todo para las articulaciones. En algunas clases hay pausas para tomar agua y te va a caer súper ese pequeño sorbo. Y lo más importante: ¡buena actitud!
Pfff… ¡lo más difícil del mundo! Deja de pensar qué vas a hacer llegando a casa, si tienes mensajes en el móvil, si tienes que ir al mercado o si olvidaste comprar bananas. Por el tiempo que dure la clase, nada de eso importa. Deja tus problemas y preocupaciones fuera del tapete. Disfruta esos momentos en los que no tienes que pensar o esforzarte más que en respirar y en lo que está pasando en tu cuerpo y en tu mat.
Es posible que veas a alguien parado de cabeza, doblándose como contorsionista del Cirque du Soleil mientras tú, con mucho trabajo, llegas a tocar los dedos de los pies con los dedos de las manos… ¡Que no te importe! Esa es una de las maravillas del yoga. No necesitas ser atleta, tener condición física o competir por ser el mejor de la clase; cada quien hace lo que puede conociendo los límites de su cuerpo. Vas a ver que, poco a poco y con la práctica, podrás hacer posturas que nunca creíste posibles.
La clase de yoga no es el momento para echar chismes: eso lo puedes hacer antes o después. Respeta tu práctica y la de los demás; escucha tu respiración y, sobre todo, escucha a tu cuerpo. Si tienes dudas es válido preguntar, pero la clase no es el momento para platicar algo chistoso que te sucedió o contar chistes como cuando estás en la caminadora del gimnasio. A lo mejor te suena un poco radical (tampoco se trata de que estés muda) pero si estás relajada y en silencio, tu experiencia será mucho más placentera.
Si pierdes el equilibrio, no le des importancia y si sientes que estás haciendo el ridículo, te aseguro que todo está en tu mente. Deja de compararte con el contorsionista y no te rías del que no es capaz de lograr alguna postura. Concéntrate en ti, en tu cuerpo y en tu práctica; respira, llévatela con calma y no te tomes todo tan en serio. El yoga es para disfrutarse y, una vez que aprendas la dinámica de las clases y las posturas, verás cómo tu cuerpo se transforma por dentro y por fuera.
Practicar yoga es un proceso, un viaje continuo que te lleva a descubrir tu interior poco a poco. Como en todo, lo importante es perder el miedo y empezar… Espero que luego de leer estas pequeñas sugerencias no te sientas tan perdida y que de una vez por todas tengas ese empujoncito que te faltaba.